Extinción del pueblo. Hacia la Parroquia:
En el promedio del siglo XVIII desaparecía la lengua Chibcha del uso común y comenzaban a extinguirse los pueblos de indios.
Por decreto de 28 de Febrero de 1.752 se dispuso trasladar a los indios sobre vivientes de Bituyma al pueblo más cercano y avaluar sus tierras de resguardo para rematarlas, diligencia que se ejecuto el 7 de noviembre por un valor de 200 pesos. Más no se cumplió de inmediato. En Octubre de 1.771 había ocho indios, en vista de lo cual el 5 de noviembre el Fiscal pidió su traslado y recomendó a los vecinos gestionar la erección de parroquia de blancos.
Al año siguiente ya no quedaban en el pueblo sino dos indios y solo entonces se verificó el remate, que se hizo en cabeza de Don Marcos Vela, vecino de Tocaima, a quien entregó los títulos respectivos el alcalde de la santa hermandad Don Juan José Millán el 16 de diciembre de 1.772. Esta adjudicación parecía en calidad de traspaso, pues el dueño aparente lo era el señor Millán, quien poco después tenía las tierras en arriendo por cesión que le hiciera Marcos vela. El 11 de agosto de 1.794 el abogado Luis de Ovalle pidió sacarlas a remate, lo cual aceptado se avaluaron en 300 pesos, y pregonado en Santafé el 14 de noviembre se ejecutó el 29 de noviembre de 1.795 a favor del dicho Millán, a quien se dieron las tierras del resguardo por los mismos linderos del curato. (Tierras C., T. 30 Fl. 1021/46).
Don Angel Bonilla declaro en Julio de 1.794 que Juan José Millán era tenido como propietario, y el vecino Miguel Enciso que desde mucho tiempo ha no vivían indios allí y “ que estas tierras se hallan pobladas y habitadas de vecinos blancos”.
En 1.772 se inicio la nueva población de Bituima como parroquia de blancos, cuya erección se gestionó a partir de 1.795, cuando los vecinos se posesionaron del área de población de los indios y vinieron a edificar sus casas y a residir en ella.
Proyecto de traslado:
En 1.851, cuando ya tenía buen comienzo un nuevo pueblo en el sitio de las Tapias, a corta distancia de Bituima, en lugar llano, fresco y de buenas aguas, los pobladores de éste con el propósito de oponerse o de absorverlo proyectaron trasladarse a aquel. Fundamentaban la petición en que el Cabildo dio al Gobierno diversas razones como la ruina de la iglesia y la cárcel y que por todo hay unas cuarenta casas en lamentable estado; “… que siendo el llano de Las Tapias uno de los sitios llamados a formar una población, tanto por la salubridad de su temperatura, aguas que lo circundan, como también por su planicie, y además encontrarse en un camino que de día en día es más concurrido… que el dueño de dicho llano se encuentra gustoso a dar el terreno para el área de población, esperando a que se le indemnice y contribuyendo con la franquicia de sus montes para sacar algunas maderas para los edificios públicos”.
En consecuencia el Cabildo por Acuerdo de 26 de Marzo de 1.851 dispuso: “Artículo 1° el cabildo parroquial de Bituima, confiado en los filantrópicos procedimientos de la Gobernación de esta provincia solicita la traslación de la cabecera de su distrito al llano de Las Tapias en esta misma jurisdicción… El Presidente, Flavio S. Torrente Plata. José María Abadía, secretario. Alcaldía parroquial, Bituima, a 28 de marzo de 1.851. Ejecútese y elévese. Isidoro Hernández”.
Pasada la documentación a la Gobernación con el concepto favorable del Jefe Político del Cantón de La Mesa y del prelado diocesano, por decreto de comienzos de junio se ordenó el traslado. Pero no se verificó, y los de Bituima siguieron en su viejo pueblo en tanto que el de Las Tapias dos años después se convertía en el llamado Vianí.