Coro
Salve noble ciudad montañera
paraíso de paz y de amor;
de un cacique pregonas el nombre;
del paisaje la luz y el color.
I
Fuerte raza de honestos labriegos
laboriosos con fe y libertad
transformaron la arisca montaña
en pujante y alegre ciudad.
Tus praderas de verde esmeralda
son florido y fecundo vergel
de frutales, café y limoneros
naranjales, moliendas y miel.
II
En tus plácidos campos imperan
el trabajo, la fe y el honor;
en tu cielo, bonanza y ventura
en tus hijos, firmeza y valor
murallones graníticos recios,
Torre Indígena altiva y audaz
y un ancestro indomable forjaron
este pueblo rebelde y tenaz.
III
Al fragor de martillos y yunques
férrea industria en la patria surgió
las campanas cantaron su gloria
y la cruz a los cielos se alzó.
Letra y música:
Sacerdote Jesuita Juan José Briseño Aureguy.